La industria química desempeña un papel importante al producir beneficios y servicios, así como dar empleo a miles de personas; pero también es un objetivo muy atractivo para los terroristas.
El ataque directo o el sabotaje terrorista a las plantas químicas puede tener dos resultados principales absolutamente perjudiciales: El coste humano. y las consecuencias económicas.
La seguridad contra dicho riesgo debería abordar tres puntos claves para evitar la vulnerabilidad: